[COLUMNA] Imperio de la Luz | ¿Para qué leemos?, por Karina Bocanegra
[Imperio de la Luz]
¿Para qué leemos?
Por Karina Luz Bocanegra
Es crucial y necesario plantearse la pregunta: «¿para qué leemos?», sobre todo quienes lo hacemos de manera regular. En la infancia, mi abuela paterna solía contarme un sinfín de historias; realmente tenía una imaginación desbordante. También me leía cuentos, y esa costumbre me enseñó que los libros son fuente de entretenimiento. Pero había algo más, no solamente me entretenía escucharla, también se escondía un placer estético profundo y que invitaba a la reflexión, el cual se fue acrecentando cuando yo misma aprendí a leer novelas. Cultivé el hábito de la lectura sin que nadie me obligara, por el puro placer de hacerlo, y me planteé el mayor reto: algún día yo iría a ser autora de uno de esos libros maravillosos. A la fecha he publicado cuatro libros, y, aunque no tengo fama mundial ni soy autora de best sellers, me place saber que lo que he escrito lo he hecho con autenticidad.
He notado que en los círculos literarios, se lee para presumir, para impresionar, para autopromocionarse, y hasta para seducir. Algunos deciden hacerse llamar poetas para ganar notoriedad también, y se sirven de la lectura para lograr los fines antes mencionados. Es raro encontrar un talento literario genuino. Quizás mis palabras sean muy duras, pero vienen de una observación y análisis de la realidad, con más de una década de experiencia en la Literatura de manera seria. Realmente, no sé qué ambiente es peor, el que involucra políticos o literatos. Y es que ambos están plagados de grillos arribistas y malintencionados. Menos mal que escribir es una actividad solitaria por excelencia; no confundir con el proceso posterior de publicar, porque ahí sí que se necesita organizar la presentación del libro en cuestión, y es relevante tener buenas relaciones con los colegas, o en todo caso tener muchos amigos.
Pocas veces he hallado a quienes leen por placer. Recordemos a Borges: «El verbo leer, como el verbo amar y el verbo soñar, no soporta 'el modo imperativo’». Me he cuestionado a mí misma si escribo y leo porque necesito hacerlo para estar bien, o porque necesito sentirme especial. Pero una vocación precoz no puede ser producto de un capricho; hay algo de autenticidad, un fuego, una pasión, por la Literatura. Cuando no tengo un libro qué leer, me desespero, así como cuando se tiene hambre o sed. ¿Será algo positivo o negativo? El tiempo lo dirá. Por el momento puedo decir que he encontrado momentos felices sumergida en la lectura de buenos libros. Y es preciso aclarar, que no solo leo Literatura, me fascina la Psicología y me he propuesto leer más Filosofía. ¿Para qué?, pues porque siento un placer infinito haciéndolo.
Entonces, ¿leemos para entretenernos?, ¿para pensar?, ¿para presumir?, ¿para seducir? Muchas razones que considero válidas y otras un tanto absurdas. Un hombre que es culto me resulta curioso, porque sé que algunos eligen serlo para conquistar mujeres. A veces me resulta más atractivo un hombre que es medianamente inteligente y que reconoce que ha leído poco, porque al menos es genuino. Antaño pensaba que alguien más inteligente que yo, más leído, más culto, sería el hombre ideal. No he hallado tal persona, pero si la hallara me replantearía este pensamiento.
En general, leer se ha convertido en un ritual de silencio. Así como cuando pensamos, solo nosotros escuchamos nuestros pensamientos y mantenemos un diálogo con nosotros mismos. Leer es mantener un diálogo con grandes inmortales de la Literatura y de la Historia.
Así pues, leamos para ser auténticos y seamos sinceros en nuestras apreciaciones, así contribuiremos a que la sociedad sea mejor educada y tolerante, y nuestro mundo interior se verá enriquecido de manera ilimitada.
Es crucial y necesario plantearse la pregunta: «¿para qué leemos?», sobre todo quienes lo hacemos de manera regular. En la infancia, mi abuela paterna solía contarme un sinfín de historias; realmente tenía una imaginación desbordante. También me leía cuentos, y esa costumbre me enseñó que los libros son fuente de entretenimiento. Pero había algo más, no solamente me entretenía escucharla, también se escondía un placer estético profundo y que invitaba a la reflexión, el cual se fue acrecentando cuando yo misma aprendí a leer novelas. Cultivé el hábito de la lectura sin que nadie me obligara, por el puro placer de hacerlo, y me planteé el mayor reto: algún día yo iría a ser autora de uno de esos libros maravillosos. A la fecha he publicado cuatro libros, y, aunque no tengo fama mundial ni soy autora de best sellers, me place saber que lo que he escrito lo he hecho con autenticidad.
He notado que en los círculos literarios, se lee para presumir, para impresionar, para autopromocionarse, y hasta para seducir. Algunos deciden hacerse llamar poetas para ganar notoriedad también, y se sirven de la lectura para lograr los fines antes mencionados. Es raro encontrar un talento literario genuino. Quizás mis palabras sean muy duras, pero vienen de una observación y análisis de la realidad, con más de una década de experiencia en la Literatura de manera seria. Realmente, no sé qué ambiente es peor, el que involucra políticos o literatos. Y es que ambos están plagados de grillos arribistas y malintencionados. Menos mal que escribir es una actividad solitaria por excelencia; no confundir con el proceso posterior de publicar, porque ahí sí que se necesita organizar la presentación del libro en cuestión, y es relevante tener buenas relaciones con los colegas, o en todo caso tener muchos amigos.
Pocas veces he hallado a quienes leen por placer. Recordemos a Borges: «El verbo leer, como el verbo amar y el verbo soñar, no soporta 'el modo imperativo’». Me he cuestionado a mí misma si escribo y leo porque necesito hacerlo para estar bien, o porque necesito sentirme especial. Pero una vocación precoz no puede ser producto de un capricho; hay algo de autenticidad, un fuego, una pasión, por la Literatura. Cuando no tengo un libro qué leer, me desespero, así como cuando se tiene hambre o sed. ¿Será algo positivo o negativo? El tiempo lo dirá. Por el momento puedo decir que he encontrado momentos felices sumergida en la lectura de buenos libros. Y es preciso aclarar, que no solo leo Literatura, me fascina la Psicología y me he propuesto leer más Filosofía. ¿Para qué?, pues porque siento un placer infinito haciéndolo.
Entonces, ¿leemos para entretenernos?, ¿para pensar?, ¿para presumir?, ¿para seducir? Muchas razones que considero válidas y otras un tanto absurdas. Un hombre que es culto me resulta curioso, porque sé que algunos eligen serlo para conquistar mujeres. A veces me resulta más atractivo un hombre que es medianamente inteligente y que reconoce que ha leído poco, porque al menos es genuino. Antaño pensaba que alguien más inteligente que yo, más leído, más culto, sería el hombre ideal. No he hallado tal persona, pero si la hallara me replantearía este pensamiento.
En general, leer se ha convertido en un ritual de silencio. Así como cuando pensamos, solo nosotros escuchamos nuestros pensamientos y mantenemos un diálogo con nosotros mismos. Leer es mantener un diálogo con grandes inmortales de la Literatura y de la Historia.
Así pues, leamos para ser auténticos y seamos sinceros en nuestras apreciaciones, así contribuiremos a que la sociedad sea mejor educada y tolerante, y nuestro mundo interior se verá enriquecido de manera ilimitada.
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De la autora | Karina Luz Bocanegra (Perú, 1986) es escritora y gestora cultural. Se graduó en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Nacional de Trujillo. Fue distinguida en certámenes literarios a nivel nacional. Ha publicado El Ángulo Abierto de la Noche (2015), Planeta Délfico y otros cuentos (2017), Enlightenment of Derangement (2018) y En este desierto florecen océanos (2018). Fue invitada como escritora a eventos literarios nacionales e internacionales entre los que destacan el I Encuentro de Poesía Joven en Ecuador (Ministerio de Cultura de El Oro) y «Arequipa Imaginada» (Ministerio de Cultura del Perú). Poemas y cuentos de su autoría fueron publicados en antologías y revistas de Perú, México, España e Isla Margarita. | www.karina-luz.com
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***AVISO. Las opiniones expresadas en las columnas publicadas son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión del medio y/o su director.***
De la autora | Karina Luz Bocanegra (Perú, 1986) es escritora y gestora cultural. Se graduó en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Nacional de Trujillo. Fue distinguida en certámenes literarios a nivel nacional. Ha publicado El Ángulo Abierto de la Noche (2015), Planeta Délfico y otros cuentos (2017), Enlightenment of Derangement (2018) y En este desierto florecen océanos (2018). Fue invitada como escritora a eventos literarios nacionales e internacionales entre los que destacan el I Encuentro de Poesía Joven en Ecuador (Ministerio de Cultura de El Oro) y «Arequipa Imaginada» (Ministerio de Cultura del Perú). Poemas y cuentos de su autoría fueron publicados en antologías y revistas de Perú, México, España e Isla Margarita. | www.karina-luz.com
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***AVISO. Las opiniones expresadas en las columnas publicadas son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión del medio y/o su director.***
Acabo de leer estas líneas y me quedé pensando en cuan grande eres como escritora, pero también me puse a pensar el porque no leo tanto como tu,quizás, como dices en el texto,no tuve el estímulo de pequeña y nunca me interesó leer más allá de lo obligado.Ahora, a mis 40 años cumplidos estoy cambiando;estoy empezando a tomar un gustito a la lectura,gracias a ti.
ResponderEliminarMi madre nos dice que ambas tenemos algo en común,muy aparte de ser hermanas,claro está!!ella dice que yo soy buena hablando y tu escribiendo y que ambas nos complementamos.Pienso que ella tiene razón.
Me considero idealista con pensamientos propios , no tan brillantes como los tuyos,Me gusta seducir pero con las palabras,me gusta vender todo lo que me plazca y me considero auténtica por sobre todo.
gracias Karina por ayudarme a empezar esto,que se, no tendrá un final salvo que nosotras lo decidamos.
Gracias por comentar Candy, cada quien tiene sus dones y es un deber ejercerlos, la vida es muy corta como para dedicarnos a hacer lo que no nos gusta. Gracias por tus palabras, las aprecio mucho, y sé que te espera un camino lleno de éxito y prosperidad, estoy muy contenta de contribuir a ello. Un abrazo de poeta.
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