[COLUMNA] fucking ciudad | El castillo de cristal, por Augusto Rubio Acosta


[fucking ciudad]


El castillo de cristal

Por Augusto Rubio Acosta


Hace tiempo que no veía una gran película. Lo digo sin ambages, con el escaso conocimiento y actualización cinematográfica de quien en los últimos años no ha asistido a festivales, pero que aprendió a pensar el cine y ejercitó su mirada en los cineclub de los lejanos años noventa, espacios que en su momento -en plena dictadura- se alzaron como bastiones importantes para la formación social y cultural de los jóvenes que habitaban la capital durante los cruentos años de la guerra interna.

Accedí a la proyección de “El castillo de cristal”, film de Destin Daniel Cretton, en la muestra itinerante del XX Festival de Cine de Lima. Lo he visto desprovisto de mayor conocimiento previo de la trama y sin haber leído reseña o crítica alguna. El instinto me señaló que Woody Harrelson, a quien recuerdo del inolvidable “Natural born killers”, no podía decepcionarme. Y no me equivoqué. En el film entrega un papel tierno, pero a la vez violento: se alza como un padre alcohólico y antisistema, ácidamente crítico con la sociedad corrompida, cruel e injusta donde sobrevive con su familia, una célula caótica, pobre y trashumante, alejada del empleo, de los convencionalismos de la vida urbana, de los cánones de dominación vigentes.

Así, tras la dinámica de flashbacks, el pasado caótico de un puñado de seres que eligieron vivir el poder de la utopía, el desarrollo de la imaginación, la aventura de enfrentar los miedos de la existencia cotidiana intentando acercarse a la verdadera felicidad mediante el socavamiento del sistema educativo dominante en la crianza de los hijos, se abre ante nuestros ojos. “No somos como los demás, tenemos el fuego en la sangre”, le dice el protagonista a su pequeña hija, en una de las escenas claves de este film donde se mezclan los afectos con la violencia, y se desnuda la verdadera y triste vida de la sociedad norteamericana contemporánea.

La otra gran arista de la trama está representada por la reconciliación de quienes -como la hija de Harrelson en el film- no se atreven a enfrentar y asumir lo más profundo y esencial de sus vidas: los sentimientos encontrados, el único camino hacia la auténtica libertad.

“El castillo de cristal” le ha entregado respuestas a las preguntas que me llevaron a escribir sobre esta película. Le ha dado respuesta a las alegrías y dolores de mi infancia, me ha enrostrado y conducido otra vez al autocuestionamiento respecto a la forma en que lamentablemente vivimos. Se trata de un film de poco más de dos horas de duración, de estupenda musicalización, pero limitada fotografía. Me ha dado gusto poder verlo, que me haya impactado el germen que late en toda estupenda propuesta artística. Lejanos están los días en que el buen cine era pan de cada día ante mis ojos; felizmente de vez en cuando hay espacios que nos devuelven a nuestra vieja, a nuestra antigua realidad.


El castillo de Cristal (2017), de Destin Daniel Cretton

***

Del autor | Augusto Rubio Acosta es escritor, gestor cultural y comunicador social egresado de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ha publicado tres libros de poesía y cuatro de narrativa, entre ellas Fraga (2015), su primera novela. Premio Nacional de Periodismo 2008 (Comisión de la Verdad y Reconciliación Nacional y Consejo de la Prensa Peruana), Premio Nacional de Periodismo 2007 (Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social). El autor fue director del Diario La Industria de Chiclayo entre los años 2011 y 2013 y fundó La Resistencia, colectivo cultural, en 2014. Actualmente, Augusto Rubio integra la comisión de Cultura de la Feria Internacional del Libro de Trujillo, el comité editorial del Fondo Editorial Municipal, es director de la Biblioteca Municipal de Trujillo y escribe su segunda novela.


___________________________

***AVISO. Las opiniones expresadas en las columnas publicadas son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión del medio y/o su director.***

Comentarios